Belleza bajo el Sol (I)

Una piel ligeramente bronceada es parte esencial del verano y de las vacaciones. El sol no es nuestro enemigo, al contrario, en pequeñas dosis:

 

  • Estimula la síntesis de vitamina D.
  • Mejora algunas alteraciones cutáneas, como la psoriasis, el acné o el eccema atópico.
  • Actúa como antidepresivo natural.

 

Lamentablemente, en dosis excesivas provoca:

 

  • Alteraciones cutáneas como: eritemas, quemaduras solares, manchas y deshidratación.
  • Foto envejecimiento.
  • Enfermedades graves como el cáncer de piel.

 

Pero, sabemos que son las radiaciones solares? Pues son un conjunto de radiaciones electromagnéticas emitidas por el sol con un espectro continuo y muy ancho de longitudes de onda. No todas las radiaciones electromagnéticas llegan a la Tierra ni lo hacen por igual; además, no llegan de manera constante, y su cantidad varía durante el día.

 

Las principales radiaciones que afectan a nuestra piel son:

 

  • Las ultravioletas tipo A (UVA).

Equivalen a un 4,9% de la energía total del sol. Tienen un elevado poder de penetración, actuando hasta la dermis. Originan un bronceado inmediato que se va volviendo más pálido si persiste la exposición.

Provocan fotoenvejecimiento, degeneración cutánea y forman radicales libres, pudiendo causar eritema si la exposición es prolongada.

Es el tipo de radiación que persiste durante todo el día, de las 8 de la mañana a las 6 de la tarde, y durante todo el año.

 

  • Las ultravioletas tipo B (UVB).

Representan un 0,1% del total de las radiaciones que nos llegan del sol.

Actúan sobre la epidermis (tienen un nivel de penetración inferior a las UVA), provocan el eritema solar, originan un bronceado más duradero que las UVA pero necesita de más días de exposición y comienza con una leve enrojecimiento de la piel.

Disminuyen la capacidad de defensa del sistema inmunitario y son un factor clave en el desarrollo del cáncer de piel.

Se incrementan entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde, horario en el que se recomienda no exponerse al sol de manera directa.

 

  • La radiación visible (VIS), HEV o luz azul.

Representa un 39% de las radiaciones electromagnéticas solares.

La luz azul, también conocida cono radiación visible de alta energía, es utilizada por nuestro cuerpo para regular los ciclos naturales de sueño.

Hay que tener en cuenta que esta luz también la recibimos desde los diferentes dispositivos electrónicos que utilizamos (ordenadores, teléfonos …) y provocan daños similares as rayos UV: alteraciones pigmentarias, mala oxigenación y fotoenvejecimiento digital.

 

  • Los infra rojos (IR).

Suponen el 56% del total de la energía del sol.

Se perciben como sensación de calor y tienen un elevado poder de penetración, llegando incluso a la hipodermis.

Pueden provocar rojeces llegando incluso a desencadenar un eritema térmico caracterizado por una deshidratación y el aumento de la temperatura cutánea. Provocan una gran alteración del colágeno y potencian los efectos nocivos de los UVA y UVB.

 

Nuestra piel pero está capacitada para defenderse de todos estos efectos negativos del sol. Es el llamado Capital de Protección. Además, existen los fotoprotectores, productos que se aplican sobre la piel con el fin de protegerla de los efectos perjudiciales de las radiaciones solares. De todo ello hablaremos próximamente.

 

 

 

Maica López Medina

Atemporal Esthetic Lab

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