La hidratación en verano

El verano es la estación del año preferida por la mayoría de nosotros; las agradables temperaturas, los días más largos y las vacaciones, la convierten en la época perfecta del año. Pero el tiempo al aire libre y la exposición al sol, el cloro de las piscinas, el agua salada del mar, la sudoración excesiva, las dietas desequilibradas, y otros factores, acaban pasando factura al organismo y la piel , y terminan provocando un déficit de agua, es decir, deshidratación.

 

La mejor forma de cuidar la piel durante los meses más calurosos es equilibrando los niveles hídricos cutáneos para mantener su elasticidad y turgencia, así como mantenerla radiante, sana y joven.

Cuando por alguna causa la epidermis reduce su capacidad de retención de agua aparece la sequedad y la piel se muestra pagada, más envejecida de lo normal, con una tonalidad opaca y un áspero tacto; se irrita, pica y tensa; y el bronceado no es uniforme y se pierde rápidamente.

Pero aparte de estas sensaciones, sin una barrera hidro-lipídica sana, la piel resulta vulnerable a las agresiones ambientales sufriendo de envejecimiento prematuro. Por eso es fundamental mantenerla correctamente hidratada, consiguiendo así todos estos beneficios:

 

– Aspecto más saludable y uniforme. La falta de agua provoca una ralentización del proceso de regeneración celular, provocando que las células muertas se acumulen. Esto provoca un engrosamiento de la capa córnea, resultando una piel áspera al tacto, mate y apagada. Por tanto, al hidratar la piel, verás cómo se suaviza y vuelve a tener su brillo natural.

– Se difuminan las arrugas más finas e incipientes. Como ya hemos dicho, la falta de hidratación es uno de los principales motivos del envejecimiento prematuro. Una carencia de agua afecta tanto a la epidermis (superficie de la piel) como a la dermis. Una correcta hidratación retrasará o reparará las arrugas gracias al efecto de redensificación.

– Desaparecen las irritaciones. El clima, la contaminación, en ocasiones los maquillajes… son agentes externos que provocan sensibilidad y desconfort en pieles poco protegidas y con una barrera hidro-lipídica debilitada. Una correcta hidratación restaura el confort de la piel y mejora las sensibilizaciones derivadas de la falta de agua.

 

Por eso, al llegar el verano y el calor:

– Hidrata tu cuerpo. El 65% de nuestro peso corporal es agua; con el calor  el organismo necesita más líquidos para seguir funcionando correctamente. Aumenta el contenido de líquidos en tu dieta mediante el agua, los zumos de fruta naturales o las aguas de sabores con rodajas de naranja, limón, jengibre…

– Actualiza tu Beauty Bag. Incorpora cosméticos con activos hidratantes que aporten agua, azúcares que lo almacenen (como el ácido hialurónico), o activos que formen una sutil película sobre la piel que eviten la pérdida de agua por evaporación (como la ectoína).

– Elige tejidos naturales y transpirables. Para mantenernos frescos y cómodos lo mejor son telas como algodón, hilo o lino, pues permiten una correcta circulación de aire alejando la humedad del cuerpo y actuando como aislantes.

– Lleva una alimentación sana. Incluye en tu dieta: frutas y verduras que contribuyan a un buen estado de hidratación (lechuga, tomate, sandía…); antioxidantes, que combaten el envejecimiento y mantienen el bronceado (cerezas, melocotones, arándanos, moras…); y grasas no saturadas (aceite de oliva y nueces).

 

Y recuerda que para diagnosticar el grado de hidratación y el estado general de tu cutis, sólo tienes que visitar a tu esteticista de confianza.

 

 

 

Maica López Medina

Facialista

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